The Loaf In A Box

Hace mucho tiempo que no escribo y ahora que lo hago, no va a ser de baloncesto. Será sobre The Loaf In a Box. En su web y en las redes sociales (twitter / Facebook) tenéis toda la información posible. De lo que yo voy a hablar es de una sucedido que me pasó ayer mientras visitaba el lugar.

Inauguración de The Loaf en Donostia

Eran las 12:30 y se habían acabado las hogazas (¿The Loafs?) de Pan de Masa Madre, pero en breve salía una nueva hornada de panes. En el obrador, acristalado para que todo el mundo pueda ver lo que hacen,  dos de los mejores panaderos del mundo (Dan Lepard e Iban Yarza) y a sus ayudantes (¡qué envidia!) se afanan en crear pan. Simple pan. Pan de verdad. Allí estaba yo viendo como en ese pequeño habitáculo se cruzan, chocan, amasan, hornean, fermentan, charlan, sonríen 6 panaderos. Yo aprendiendo y sintiendo una enorme satisfacción de tener esta oportunidad.
Pero a lo que iba. Allí aparece «ELLA». Aparentando 60 años y una vida amarga, llega y saltándose la cola con el pretexto de que «solo quiero decirles una cosa», se planta delante del primero que le encara con una sonrisa. Ella levanta el mentón, arruga el entrecejo e iza su dedo índice. El de la mano derecha. El que más acusa: «¿No dejaréis toda esa basura ahí verdad?» No hubo un buenos días. Tampoco un hola qué tal. «Que sepáis que esto es muy feo y que no debería estar en un sitio emblemático como este. Si yo pudiese votar, votaría que no…y que conste que no soy panadera ni tengo nada que ver con ninguna panadería, pero esto es muy feo». Así, «raw», como le gusta decir a Dan Lepard. Acto seguido dio media vuelta, bajó el dedo, no así la barbilla que seguía apuntando a los tilos, y abandonó ufana el lugar.


No pude sino sentir cierta tristeza por mi conciudadana. Ese «Ñoñostiarrismo» tan nuestro. Pero también esa amargura de alguien que no tiene por miras más allá de su propias estructuras rígidas e inmutables, que no le permiten adaptarse ni aprender. «ELLA», rígida, contra el mundo y su movimiento. 
Considero que todavía tengo mucho que aprender y sé que la lección más importante para mi es la humildad. Humildad para no prejuzgar, para mantener mi mente abierta a nuevas ideas y propuestas, para mantener perspectiva.


Esta Pop Up Bakery (Loren me va a echar un rapapolvo con tanto anglicismo… Panadería efímera…¿mejor?) tiene mucho, pero mucho contenido para mi y también mucho continente. Son cosas que no vienen al caso, pero el concepto Caja tiene tiene mucho significado para mi.
Bien, una panadería efímera. Que aparece casi de la nada y que desaparece súbitamente. Un evento que viene, te toca y se va dejándote una huella para siempre. La interacción entre algo industrial y reciclado (unos contenedores metálicos de transporte de mercancías) y algo tan tradicional y humano como la elaboración del pan, ese alimento tan básico y sencillo que está(?) cerca de desaparecer. 
Al lado del río y de la estación del tren. En una de las zonas (en esto «ELLA» tenía razón) más emblemáticas y románticas de la ciudad…¿pero alguien se paraba en ese lugar?


«Si esto pasa en Berlín, quien lo viese, vendría diciendo: ¡Mira lo que he visto en Berlín! ¿Esto solo puede pasar allí, que tienen un nivel artístico y cultural…», me decía un amigo que siguió la jugada conmigo. ¡¡Está pasando aquí y con la gran fortuna que tanto los panaderos Iban y Dan, sus ayudantes y los promotores de la idea, los salseros Xabier, Andoni y Nacho están encantados de comunicar y explicar lo que hacen!!


Afortunadamente, «ELLA» es una minoría. La respuesta de la ciudad está dejando sorprendidos a todos. La gente es buena por naturaleza y agradecen que se les ofrezcan alternativas. 
Sí, los contenedores industriales pintados de gris que parecen latas abandonadas, no son preciosistas edificios de la Belle Epoque y de la zona romántica de Donostia…No deben serlo. Están ahí para no dejarte indiferente. Para que durante los 3 meses que va a durar este sueño, nos marquen para toda la vida…o no.


En su obra de teatro, mi amiga Columba decía: «Hay personas que pasan por tu vida sin dejar apenas huella y al contrario hay otras que te marcan para siempre. Puede que apenas las conozcas o que apenas hayas compartido un poco de tiempo con ellas, sin embargo ese poco de vida y experiencias compartidas es más que suficiente. A veces te cambian por dentro, a menudo una parte de ellas nos acompañan el resto de nuestra existencia, a veces te cambian para siempre.»

Así pues, gracias a La Salsera por esta iniciativa y toda la fortuna que os merecéis.