La defensa del Azulmarino consigue maniatar al La Salle Melilla en el primer encuentro del playoff que da acceso a la F4.
Este pasado domingo, de nuevo en Son Moix, el equipo con más categoría del baloncesto mallorquín, disputaba el primer encuentro del playoffs que da acceso a la Final4 para lacar por el ascenso a la Liga Endesa, la primera competición a nivel estatal.
Se preveía un encuentro muy disputado y con incertidumbre, ya que, por un lado el Azulmarino no había conseguido ganar a las melillenses ninguno de los dos partidos previos y para este encuentro debutaba su entrenador Alberto Antuña. Tensión por el primer partido en casa, ante un rival que había ganado sus dos encuentros previos y con un cambio más que significativo: el entrenador.
Por parte local, se percibía que se había trabajado en simplificar variables ofensivas, pero también se percibía cierta falta de confianza… Esas dudas que te hacen decidir décimas más tarde, o no tener aun los automatismos del juego colectivo interiorizados. Antuña no quería que La Salle Melilla jugase cómodo y cambiaba las defensas constantemente, poniendo el foco en las amenazas más fuertes del rival.
Comenzó el partido y la estrategia defensiva del Azulmarino consiguió que La Salle Melilla dudase. No permitieron ningún tiro cómodo y cerraron bien su aro. En el ataque, muy buenos porcentajes, sobre todo el tiro de tres puntos, con un 57% de acierto, lideradas por María España (2/2 en T3) y María Bettencourt (2/2 en T3 también).
Un muy buen primer cuarto a nivel estadístico, pero también bastante ansiedad y, como decía antes, una sensación de tener la confianza cogida con pinzas…
El 2º cuarto, La Salle Melilla elevo su intensidad y velocidad de balón. También su agresividad defensiva y las cuentas tornaron hasta casi reducir la diferencia del primer cuarto. Los parciales:
- 1Q: 22-12
- 2Q: 11-19
Pese a que el marcador seguía a favor del Azulmarino, el lenguaje corporal de las jugadoras de ambos equipos, no presagiaba buenas cosas para las locales…
Pero todo cambió en la 2ª parte en este sentido. El partido siguió siendo un toma y daca, pero Antuña ajustó su estructura, pasando a jugar mucho tiempo con 3 «grandes» y Rakovic de 3. La defensa balear poco a poco fue imponiéndose y, aunque costaba mucho anotar, más les constaba a las melillenses. 14-9 fue el parcial en este tercer cuarto y una diferencia +7 para el Azulmarino al comenzar el último cuarto del partido.
El último cuarto fue el más vistoso e incluso el Azulmarino pudo hacer más sangre (llegó a ponerse 17 puntos por encima en el marcador). Con menos presión, jugaron más relajadas y recuperaron esa «confianza» que no se vio en el 2º cuarto… Al final, 14 puntos de ventaja para el partido de vuelta, que será duro de verdad, pero quien quiere conseguir grandes cosas, tiene que enfrentar grandes retos.
Azulmarino no tuvo una mala eficiencia ofensiva (68 puntos en 72,5 posesiones) con un OER de 0,938 puntos por posesión, pero sí tuvo una excelente eficiencia defensiva, puesto solo permitió 54 puntos de su rival en 73 posesiones (DER: 0,740).
La vuelta en Melilla, la primera final
El partido de vuelta en Melilla será «LA» final. Azulmarino va con una muy buena renta y con una buena baza en la manga en forma de centímetros, de profundidad de banquillo y sobre todo del liderazgo de María España Almendro y de María Bettencourt.
No hay que confiarse, porque a La Salle Melilla se le vio una gran hechura de equipo y en ningún momento bajaron los brazos. Ganar en Melilla, o mantener el balance en positivo, daría acceso a una Final4 apasionante para lograr, ni más ni menos, que el ascenso a la mejor liga de baloncesto del país.
Un gran objetivo; una ilusión muy grande.