Canciones para la Clasterfobia

 

La Clasterfobia es una cosa muy mala que le da a la tía de mi hija. Sí, a mi hermana, y lo descubrimos hace ya casi 4 años y es que mi hermana necesita salir, estar fuera, andar y andar… y cuando no puede, y cuando tiene que compartir casa, por muy a gusto que esté, las paredes se le vienen encima, el techo se le cae y el aire se vuelve denso y caliente.

Así es la Clasterfobia de claustrofóbica. No conocimos la palabra, esa sensación, hasta que mi hija se lo vio a mi hermana y cuando estaba saliendo por la puerta, nos preguntó: «¿Por qué le ha dado la Clasterfobia?»

En estos tiempos de confinamiento, el otro día hablando con mi hermana de esto y de lo otro, lo trajo a la conversación. «Dile a Laia que este va a ser un buen entrenamiento contra la la Clasterfobia«.
Así que se lo dije y de allí, entre varios pues-prodíamos… surgió la idea de crear una lista de canciones para este tiempo que nos está tocando vivir.

Lo hice y lo compartí con ella, también en casa y con La Familia. En el grupo de WhatsApp de los Ardanaz (supongo que todos tenemos el nuestro, ¿verdad?) llevamos los hermanos y sobrinos (¡y hasta el nieto, aka: Tamagotxi!) proponiendo temas para esta lista. Mención especial a Pilar, no sólo con alguna canción, sobre todo por el soporte que me da, en todo este tiempo también.

Hoy, 25 de marzo de 2020 abro la lista al mundo con 240 temas y espero que entre todos sean muchas más. La idea es añadir esas canciones que te llevan a otro sitio, que te sacan una sonrisa e incluso, por qué no, una lágrima curadora.

Puede que os pase como a mí y mis hermanos y sea una nave que nos lleva a nuestra infancia y juventud compartida en aquel piso de Añorga Txiki. Al final, su propósito es ese: compartir barquitos de papel en forma de canciones. Si a alguien le sirve tanto como a nosotros para salir, estar fuera, andar, andar y andar en estos días raros; si os ayuda a enfriar y aligerar este aire denso que nos rodea, yo me doy por satisfecho.

La lista es colaborativa y pública. Os confieso que, aun siendo una tontería enorme y nada original, a mí me hace mucha ilusión compartirla y que la hagamos nuestra. O no, que todo puede ser.

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