Acabamos de descubrir que La Laguna es un histórico de nuestro baloncesto. Su cancha (ver foto) es de la generación del viejo campo de Huesca o del viejo Congost de Manresa. A penas entran 2500 personas… pero que personas. Es una afición muy ruidosa que no para de animar a su equipo y de los que partido tras partido hace salir al equipo del vestuario después de los partidos. Recuerdan a la (D)emencia cuando hacen salir a sus toreros. Bien, los laguneros les hacen salir y cantan todos juntos su peculiar himno «riki raka«. No es extraño ver a Donaldson mezclado entre la clá en la grada. La comunión afición-equipo es total y ciega. Tal vez ayude que lleven desde 2005 sin perder allí.
El club parece estar tratando de renacer de sus cenizas. El equipo en LEB es la cabeza de lanza y detrás hay un gran trabajo de club con su particular idiosincrasia. Enseñan a jugar sin frenos ni cortapisas. Incentivan que los jugadores tomen decisiones y premian a quien las toma. El ambiente es siempre muy positivo. No hay castigos, sino premios.
Ellos vivirán este partido con enorme ilusión. Recién ascendidos y contra el líder en su hasta la fecha inexpugnable pista, el partido será una fiesta más si cabe. Esperemos que esta vez, solo esta vez, no consigan la victoria.