Jugar con fuego

Hoy juega el GBC en Huelva. Antes de que comience el partido quiero centrarme en un asunto que me preocupó en el último partido.
En dicho partido un amigo me decía: «Fíjate que tarde llega la primera ayuda. Como no corrijan eso van a sufrir mucho este año.» Esto era en la primera parte donde Philip consiguió 12 puntos en el primer cuarto bajo el aro.
Al acabar el partido coincidí con un periodista (y sin embargo amigo) que me dijo: «Laso me ha dicho que no cree en las ayudas; que tal vez se haga duro ver a los rivales dejando claras bandejas cuando rebasan a su par, pero es el precio a pagar y que a él eso no le importa.» Como frase fuera de contexto debo relativizarla. Eso sí, me preocupa. Tal vez el baloncesto haya evolucionado mucho en los años que yo ya no estoy en el candelabro. Tal vez. O tal vez no.
Volví a ver el partido a los días en vídeo. En la primera parte la defensa fue muy pobre y el CAI castigó la falta de intensidad del GBC. En la segunda parte de la mano de Úriz, Andrade, Panko y Arteaga se mejoró en calidad e intensidad defensiva y se creció como equipo desde la defensa.
Defender sin ayudas propicia un ritmo alto y así se ha visto en los marcadores de los tres partidos jugados. El problema viene cuando se rebasa con facilidad al defensor y no se tiene el día en ataque. Esperemos que no ocurra, pero bien por una mala racha o por alguna lesión, Panko no estará al nivel que ha demostrado en estos tres partidos. ¿Entonces, si no hay intensidad y/o calidad defensiva, qué?

El baloncesto es un juego de equipo. El equipo ataca y el equipo defiende con los objetivos de meter canastas e impedir que nos las metan. Lo importante es el balón, no el individuo. Traducido al lenguaje defensivo: «Jamás permitimos un tiro de un jugador sólo y menos bajo nuestra canasta (donde los porcentajes son siempre mucho más altos)»

No comparto la filosofía defensiva de Laso. En mi opinión.