Debo ser la única persona en Mallorca que sonríe. Llega la primera lluvia y cae fina. Tal vez por eso sonría más. Es lluvia que moja despacio y constante; que hace charcos en las imperfecciones de la acera. La veo, la oigo, la huelo, la siento.
Me lleva a otras lluvias. A las cantábricas. Aunque sé que sólo es mi deseo, porque no es un cortina húmeda, porque no se mezcla con el yodo de las olas que saltan. Pero es lluvia que viene con aire fresco que revive mis pulmones. Es lluvia que me lleva a esa morriña que alegra, que me imbuye en algo que es parte de mí.
Hola, lluvia, te echaba de menos.