Cuerpo de élite, ojos que no ven y manipulación

Este pasado viernes, mi hija me recomendó ver una película que ella ya había visto. «Es muy graciosa aita, y sale una actriz que conozco…Silvia Abril, de Master Chef«, me dijo y algo debía haber sospechado de ese dato. No lo hice, así que mientras cenábamos, la puse.

Duré 15 minutos y lo hice tanto porque me daba apuro defraudar a mi hija, que me había recomendado la película. Es algo que hacemos mucho: ella nos recomienda películas y las vemos juntos. «Laia, no puedo seguir viendo esta película. No creo que sea bueno lo que expone y cómo lo expone…» Ella me miraba entre anonadada y triste, «¿Por qué, aita?» -preguntó-, «por que trata como si fuese normal cosas que no debemos aceptar; por que trata a las chicas como ‘peores’ que los chicos ¿Crees que es normal que ese chico le diga a ella ‘sólo ascenderás si te ligas al sargento’ y ella le responda ‘¿¡Al sargento, con lo feo que es!?‘? ¿Crees que si una policía está inmovilizando a un chico retorciéndole el brazo, que eso tiene que doler, él le toque una teta a ella? ¿Crees que es normal que intente besarle cuando están trabajando sin que ella quiera y que su respuesta sea un ‘ay, quita‘, pero como si fuese una cosa de nada? ¿Crees que todo eso él lo haría con un chico y nos parecería que es normal?»

Traté de explicarle a ella, con sus 9 años, que peor aun que lo que hacía ese actor, era que la película lo mostrase como una actitud normal e incluso divertida;  que el mensaje que nos daba, era justo el contrario que debemos aceptar y contra el que debemos revelarnos y tratar de neutralizar. Primero detectándolo y después rechazándolo. No quise entrar en otros aspectos que la película también «normaliza», como los clichés de vascos, catalanes, andaluces, españoles (y españoles nacionalizados), ministros… Eso para otra ocasión, que, sinceramente, espero no llegue nunca.

«No me había dado cuenta de eso que dices, aita«, me dijo con tristeza y hasta vergüenza…

No te preocupes Laia. Esto también, desgraciadamente, hay que aprenderlo y siempre intentaré ayudarte para que lo detectes y para que no sientas culpa de no haberte dado cuenta por ti misma.

PD: Parece que la crítica de los grandes medios, no coinciden conmigo. Igual soy yo, que tengo la mirada sucia… solo digo que tuve la misma sensación que se tiene cuando comes una ostra y sabes que te va revolver el estómago. No ves nada raro ni sabe mal, pero sabes que está mal. Muy mal.