Hace tiempo que no escribo sobre baloncesto. Tanto como el tiempo que llevo sin verlo… Esto, que sin duda es muy malo, feo y caca para mi, puede ser una ventaja en cuanto a que, tras varios años, mi perspectiva sobre el cambio producido es mayor. Al menos eso es lo que yo quiero pensar: como ha pasado tanto tiempo, captaré más evidentemente la evolución en el juego.
Y creo que tengo razón. La tendencia era la de un juego en el que la incidencia del tiro de 3 puntos crecía, pero todavía se apreciaba mucho tener un pívot poderoso (que si tiraba bien de fuera bien, pero sobre todo que pusiera buenos bloqueos, asegurase muchos rebotes e intimidación y aprovechase los espacios de sus otros cuatro compañeros abiertos). Se aprovechaba ese «desequilibrio a base bloqueos directos frontales, de donde salían 3 posibilidades:
Básicamente, y generalizando, ese era el concepto: Generar el desequilibrio entre 2 muy distintos (uno muy pequeño y, por consiguiente, el otro muy grande).
Este estilo se mostraba imparable, porque era francamente muy difícil de defender. Cada vez se jugaba y se juega más rápido. Las pequeñas ventajas adquiridas se explotan en décimas de segundo. Acción-reacción. ¡Ya! Simplificar el problema y encontrar soluciones rápidas. Se reducía el juego a un 2c2, después a un 3c3 ¿pero y los otros 2 compañeros?
Aquí llegaron los Golden State Warriors. Temporada 2014/15 y todo aquello que era una tendencia que cada uno adaptaba a su manera, lo ordenaron y encontraron la solución al problema del «desequilibrio» que se generaba con los bloqueos directos: versatilidad, cambios constantes, rápidas rotaciones y agresiva defensa del balón. Y de esa solución defensiva, surgió su complementaria ofensiva. Si se necesitaban jugadores muy móviles y versátiles los cuales, prácticamente todos, podían defender a todos (siempre con la ayuda de un compañero); si no se permitía un tiro sin ser punteado; se cargaba el rebote defensivo con más ahínco que el ofensivo…¡Ya no hacía falta ese 5 grande y poderoso…pero menos versátil! Luego en ataque, ya no hacían falta tantos bloqueos directos.
Pasaron a jugar buscando el desequilibrio en el 1c1 a pista abierta o en media cancha, para después, circular el balón endiabladamente rápido hasta encontrar un compañero sólo tras el arco de 3 puntos, o bien una puerta atrás buscando la espalda al defensor que llega tarde.
En 2015 nació el Pace&Space, el Smallball, o el Warriorball… y, por lo que he visto en 2018, ha venido para quedarse. Este fin de semana he podido ver varios partidos de las semifinales de conferencia y los 8 equipos buscan ese estilo.
Puede verse en las estadísticas que los porcentajes de acierto suben, las posesiones suben, sube la cantidad de lanzamientos de 3 puntos y su acierto, mientras bajan en tiros libres (pero no su acierto) y todo esto es por este cambio de paradigma. Todos los finalistas de conferencia (Warriors y Celtics más, Rockets y Cavaliers menos) despliegan este juego intenso y generoso en defensa y trepidante en ataque donde el balón fluye…y ese es para mi el nombre de este nuevo estilo de juego: Fluidball(*)
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(*) «Fluidball es un término inventado por Mikel Pedrosa Domínguez
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