Esto pinta bien


Esto no ha hecho más que empezar y aún no hemos conseguido nada. Pero qué buena pinta tiene el Lagun Aro GBC. Desde el año del primer ascenso, ésta es la temporada que más sentimiento de equipo percibo; las muestras de unidad, complicidad, amistad, compañerismo, colaboración, empatía y buen rollo son pingües, constantes y sobre todo, ilusionantes. Digo que aún no hemos hecho nada, pero poco más se puede hacer por el momento. De hecho, el equipo ha conseguido ya unos cuantos logros: Distanciar los puestos de descenso (primer objetivo, la permanencia; que no se nos olvide), restarle tres victorias a las doce que prácticamente te mantienen en la ACB, firmar el mejor inicio de la historia del club en la ACB y colocarte quinto en la tabla después de cuatro jornadas completadas. Todo esto no es poco, pero hay ciertos detalles que para mí son mucho más importantes que lo anteriormente señalado.


Pequeños detalles que marcan grandes diferencias. El primero de todos, la defensa. La impresión general de solidez poco tiene que ver con la de la temporada pasada. En parte motivado por los cambios en la normativa, Pablo Laso ha adaptado muy inteligentemente su fórmula defensiva con resultados, de momento, prósperos, y por que no decirlo, impresionantes.

Pasamos de ser un equipo que tradicionalmente provocaba porcentajes muy bajos en tiro de tres del rival y a cambio, permitíamos porcentajes altísimos en el tiro de dos. De hecho, alguna temporada fuimos el peor equipo en la defensa del tiro de dos. La agresividad sobre el balón y las líneas de pase, el fomento de la responsabilidad individual por encima de las ayudas, normalmente dejaba grandes huecos en la zona y a nuestros postes expuestos. Si tuviera que buscar una palabra que definiera el cambio en la defensa del GBC, ésta sería solidaridad. Bueno, solidaridad y compromiso colectivo. Nos hemos convertido en una defensa mucho más incómoda e ingrata para el rival. El equipo está completamente concienciado en la labor defensiva y esto ofrece un empaque al equipo que en ataque se traduce en tranquilidad. ¿Por qué es esto así? En temporadas anteriores hemos hablado mucho de los apagones que sufría el equipo durante el transcurso de los partidos. Encuentros que se llevaban muy bien pero que por unos malos minutos en ataque se nos escapaban. Y es que es difícil mantener un alto nivel de acierto durante los 40 minutos, siempre puedes pasar un rato en el que no consigues anotar con fluidez. Pero resulta que cuando estás fuerte y serio atrás, estos bajones en ataque se notan menos. Si no te están saliendo las cosas adelante pero te sientes confiando en tu defensa, de alguna manera sabes que vas a sacar el partido adelante.

Y esto es lo que viene pasando últimamente con el GBC. Esos momentos de irregularidad ofensiva han acaecido igualmente en los partidos de esta temporada; pero la buena defensa ha sostenido al equipo hasta que el ataque ha vuelto a funcionar.

Creo firmemente que la predisposición defensiva del equipo que entrena Pablo Laso es lo que está marcando la diferencia. Porque de talento en ataque vamos bien cubiertos en todas las posiciones. Tarde o temprano, se encuentra la manera de llegar al aro con acierto. Y para mí, la otra pequeña gran diferencia con respecto a la temporada pasada está en el aspecto de la fórmula ofensiva. No me digan que el año pasado no tenían muchas veces la sensación de estar viviendo un constante uno contra uno… Decir eso puede ser exagerar, pero sí es cierto que la fluidez en la rotación de balón y la mejora en la toma de decisiones han dado otra cara a nuestro ataque. La dirección de juego es un abismo entero mejor. Lo voy a decir otra vez, ¿en qué demonios estaban pensando en Bilbao para dejar libre a Salgado? La aparición de Javi, unida al incremento en el peso específico de Uriz en el equipo y una definición clara de su papel en el grupo desde el principio está dando grandes beneficios.

Pero además, el puesto de escolta poco tiene que ver con lo que estamos acostumbrados. No hablo sólo de un jugador sino de la concepción del puesto dentro del ataque del GBC. Jimmy Baron beneficia al equipo cuando anota y cuando no. Crea espacios, no retiene la bola, no detiene el ataque, aleja defensores de la zona en lugar de acercarlos. Encaja a la perfección en la idea ofensiva general de este Lagun Aro. Doblas y Miralles se benefician de su presencia; Panko, también. Por no hablar que cuando Javi y Ricardo atacan por su flanco jamás hay ayuda desde el perímetro. El acierto es de momento, absoluto. Cuando un jugador es bueno por sí mismo pero su presencia mejora a sus compañeros, poco más se le puede pedir. ¿Antwain Barbour mejoraba de alguna manera a sus compañeros o al juego colectivo? El salto de calidad es enorme.

Y centrándonos más en el partido frente a Estudiantes, lo primero de lo que me alegro es de que por fin Miralles ha visto recompensado su esfuerzo con un partido brillante. Desde la primera jornada se viene sacrificando, dejándose la piel por el bien del equipo y al fin le han salido las cosas. La progresión de Panko es tan evidente como evocadora y la sensación de que Ricardo Uriz está comodísimo jugando en el Donostia Arena es cada día más clara.

Pero no sólo Ricardo, todo el GBC está haciendo de su cancha un fortín. No olvidemos el detalle que acumulamos seis victorias seguidas en casa. No creo que este dato sea baladí. Se puede argumentar que lo que pasara al final de la temporada pasada de nada sirve en ésta; pero aunque los resultados de entonces no valgan, el empeño del equipo en hacerse fuerte en casa, ese espíritu de que nadie va a sacar una victoria con facilidad de nuestra cancha, se estableció entonces y se mantiene hoy. En mi opinión, una de las mejores noticias de este inicio liguero. Además de sumar victorias, el equipo se siente reforzado jugando en casa.

Y si la fortaleza como local es una de las mejores noticias, la cifra de asistencia me deja entre sorprendido y triste. No tengo ninguna duda de que si el Lagun Aro sigue jugando así, la media de espectadores va a volver a subir. Incluso estoy convencido de que el próximo fin de semana ante el Valladolid la entrada va a ser muy superior. Pero realmente es una lástima que gente a la que le gusta disfrutar del baloncesto se esté perdiendo a este GBC, su calidad y ganas, todo lo que transmite a los aficionados. Me ha sorprendido mucho ver el dato oficial de 5.710 asistentes, yo juraría que había más… Pero vendrán.

Y para todos aquellos que quieren empezar a pensar en algo más, que quieren construir castillos en el aire, les voy a decir que todo eso serán posibles consecuencias siempre y cuando este equipo encuentre la constancia. Y que la mejor manera de triunfar es pensar sólo en el siguiente partido. De momento, se han sentado las bases, que no es poco. Pero el camino es largo y hay que andarlo paso a paso. En este último partido, sin fijarme en nombres, los que vestían de blanco me han parecido mucho más equipo que los de azul. Estamos ganando partidos porque jugamos mejor a baloncesto que nuestros rivales, es lo mejor que nos puede estar pasando.

Lo próximo que se avista en el horizonte es una prueba mucho más complicada: Un Blancos de Rueda Valladolid que es sinónimo de dureza y efectividad. Que está con el mismo balance de 3-1 que nosotros. Un equipo que el año pasado nos ganó en casa y nos dejó por debajo de 40 puntos en su cancha. Un rival que nos va a exigir mucho más que los últimos. Una buena prueba para que el Lagun Aro GBC demuestre nuevamente que poco tiene que ver con aquel equipo del año pasado. Un reto en busca de la estabilidad, de la solidez y, a la vez, de la progresión. Una prueba de madurez. De carácter. Y que afrontamos con toda la ilusión y confianza en nuestro Lagun Aro GBC. Desde luego, que, cuando menos, esto pinta bien. ¡Vamos dar un paso más!