FIATC Joventut 70 – 93 Lagunaro GBC

¿Es posible entrenar las emociones como se entrenan los sistemas

Todo funcionó para el Lagunaro
en Badalona.
(Foto Charly Mula/solobasket)

No se explica de otro modo. Todos sabemos que hay veces que se llega a un estado en el que nos sentimos invencibles, en los que sabemos que todo saldrá bien. Hasta sentimos que nos anticipamos unas décimas al futuro para saber qué hacer y hacerlo de forma inconsciente. Es como aquel gesto de Michael Jordan en el que después de meter una canasta inverosimil y decisiva, encogía los hombros, levantaba levemente las manos y sonreía mientras sonreía e inclinaba la cabeza… Todo fluye. Todo sale solo.

Eso sucedió en el Olimpic de Badalona. Todo fluyó. Como el viento, que viene, sopla y se va. Tal vez es más fácil identificar esa metáfora a Jimmy Baron, que salió desde el banquillo y apareció haciendo lo que sabe hacer. Todos nos alegramos de ello mucho y no hay que quitarle ningún mérito, sobre todo si sigue así y recupera su flow, pero no olvidemos que lo hizo cuando el viento de los pulmones de Andy Panko ya había hecho que soplase a favor. De Panko y de la apuesta de Sito por dar confianza (no le queda otra) a Betts, por sacar el mejor quinteto defensivo que puede poner en pista (Neto, Papamakarios, Vidal, Panko y Betts), por ir incorporando la «calidad» sobre la «cantidad de esfuerzo».
Esa fue para mi la gran victoria de Sito: dar confianza y apostar por la cantidad y así poder ampliar la rotación e involucrar a más jugadores en la dinámica positiva.

Los 40 aficionados dándolo todo
desde el gallinero (foto @billups68)

El partido salió redondo. Panko imparable en ataque, el equipo dominando el rebote (en este partido fue el Lagunaro quien dominó la canasta rival con 13 sobre los 29 rebotes que escupió esa canasta). Su intensidad le llevó a cometer muchas faltas (nadie esta vez se quejará de la direferencia ni acusará al arbitraje de «casero» vista la diferencia en el resultado, pero el Lagunaro cometió 28 faltas por 16 del Joventut. Suele pasar…), pero consiguió frenar a un Eulis Baez (OER 0,7), que no había bajado de 15 puntos en ningún partido (salvo el de su debut), a Jeeter (OER 0,6), que tiende al individualismo cuando no encuentra soluciones y a Obasohan (OER 0,8), que metió sólo 3 tiros de campo.
El Lagunaro obtuvo un OER de 1,33, lo que está muy por encima de su media y de la media general de la Liga Endesa. Su DER fue de 0,93. Por debajo de 1 y 3ª victoria. ¿Casualidad? No lo creo.

Si la emotividad y su gestión no se entrenan, se debería hacer, pues no sólo en esta ocasión, sino siempre son las claves más importantes. En esta, tanto como para superar todas las deficiencias estructurales, y las coyunturales de las lesiones, que tiene esta plantilla.
Un rayo de esperanza y un partido vital, uno más, el próximo fin de semana ante el Fuenlabrada de Oyón y Fisac…también el de Korta. ¿Cómo gestionará el Lagunaro sus emociones esta vez?