Que de cómo se empieza no quiere decir cómo se acaba hay miles de ejemplos y el partido del domingo pasado en O Pazo de Lugo puede ser uno de los ejemplos más claros.
Palmer Alma Mediterrànea comenzó el partido con los deberes muy bien aprendidos y las consignas muy claras: Frenar a Larsen, ser muy agresivos en el rebote defensivo (cargándolo casi como de un rebote ofensivo se tratase por los jugadores exteriores), no permitir canastas cómodas y si el rival tira, que sea de lejos y al menos con un defensor llegando con la mano arriba…
Por el otro lado, seguían las dudas y un rendimiento, sobre todo desde el punto de vista de la confianza, muy dubitativo. Río Breogán era ese veterano boxeador al borde del K.O. que se resiste a perder la verticalidad, porque a bajar las manos y la mirada, sabe que luego viene inexorablemente besar la lona…
14-18 al final del primer cuarto y las cartas repartidas en la partida, hacían soñar con la hazaña.
Pero si algo tiene Río Breogán es profundidad y mucha calidad en su banquillo. Y a diferencia de otros rivales como Leyma Coruña, o Liberbank Oviedo, esa «2ª unidad» tiene perfiles distintos. Aquí radica la enorme fortaleza de Río Breogán: puede jugar a cosas distintas en el mismo partido. Es como, en el símil de la partida de póker, tirarte toda la mano y recibir otras cinco cartas… pero sabiendo que serán buenas también.
Río Breogán desde el 2º cuarto, de la mano de Arco, Cruz y Aboubacar mutó. Empezó a jugar de manera distinta. Una manera que los de Alex&Pau no tenían prevista. A ese «póker» no habían aprendido a jugar y poco a poco fueron disolviéndose con impotencia sin entender cómo podrían haber atacado las debilidades de esa 2ª unidad; de esa 2ª mano de póker.
Un equipo no es tan bueno cuando gana ni tan malo cuando pierde. Pero este grupo sabe que nunca pueden permitirse el lujo de bajar las manos.
Río Breogán y Leyma Coruña pueden ser los dos mejores equipos esta temporada. Las diferencias en las plantillas con respecto a Palmer Alma Mediterrànea son tan evidentes que es hasta ridículo iniciar comparaciones. Pese a ello, en los 4 partidos contra ellos, se ha creído en la posibilidad de victoria. Esto es un halago enorme para los palmesanos, porque pese a todas las diferencias, su juego se ha ganado el respeto de todos sus rivales y la admiración de toda la afición.
Precisamente por ello es preocupante que se bajen los brazos. Contra Río Breogán, la eficiencia defensiva (DER) fue de las peores de toda la temporada: 1,276. Su OER: 0,835.
Para entender este dato, sirva este ejemplo: Si Palmer Alma Mediterrànea hubiese tenido 100 posesiones, hubiese anotado 84 y en esas mismas 100 posesiones, Río Breogán hubiese anotado 128 puntos.
También podemos ver que Río Breogán anota 14 puntos en 10 minutos y 83 en los siguientes 30 (casi 28 de media por cada cuarto restante).
Volviendo al partido, Rio Breogán, además de ese cambio en su ataque, tuvo muy claro a quien tenía que no permitir tirar, o que si lo hiciesen siempre fuese con un defensor encima. No dejaron respirar a Harrell (4/12 en TC; OER 0,788; 16 posesiones) ni a Kullamäe (2/7 en TC; OER 0,636; 11 posesiones). Ahogaron las lineas de pase y obligaron a que Pol Figueras tuviera que asumir más lanzamientos, muchos de ellos al final de las posesiones en situaciones muy poco favorables. De ahí sus números: 2/12 en TC; OER 0,588; 17 posesiones (el jugador que más posesiones ejecutó del Palmer Alma Mediterrànea).
Si, como hemos dicho, Río Breogán supo y pudo cambiar su planteamiento de partido y descolocar la defensa palmesana, Palmer Alma Mediterrànea no supo jugar diferente ni conseguir hacer llegar el balón a quienes sí tuvieron una mejor eficiencia:
Otro hecho significativo en este encuentro fue el reparto de minutos. 4 jugadores rondando los 30 minutos de juego; 3 sobre los 20; 3 jugadores con una rotación testimonial. 7 jugadores para competir contra la mejor y más larga plantilla de la competición.
No digo que esté mal… ni bien. Es lo que hay, pero con 7 jugadores, es difícil ser capaces de cambiar cosas.
Dicho todo lo anterior, lo peor de esta 2ª Fase ya ha pasado. Ahora quedan 2 jornadas para seguir soñando, porque, pese a todo lo dicho y visto, Palmer Alma Mediterrànea tiene en su mano alcanzar una plaza para los Playoffs para el ascenso.
El próximo domingo recibe en Son Moix a Destino Palencia, en una final ante un rival que ya no se juega nada y eso tiene doble filo: por un lado pueden adolecer de tensión competitiva y por otro no tienen ninguna presión.
En el partido de ida se consiguió ganar en tierras palentinas, con un McDonnell sensacional y un juego muy intenso que asfixió a Destino Palencia.
En la última jornada, se visita a Clínica Sur-Aspasia en Valladolid, que si consiguen ganar en la jornada previa de este domingo, mantendrán viva la esperanza de conseguir la 7ª plaza en detrimento del Palmer Alma Mediterrànea.
Los cálculos son fáciles:
Objetivamente, las derrotas, lógicas, ante Leyma Coruña y Río Breogán, no dejan consecuencias drásticas, pero sí han marcado tal vez un punto de inflexión y mostrado síntomas de debilidad y fatiga en el Palmer Alma Mediterrànea.
Pase lo que pase en estas dos jornadas, no debería empañar la excelente campaña de este grupo en una temporada extremadamente complicada. La demostración que han hecho sobre cómo ser capaces de competir en LEB Oro de una manera que, si no era del todo novedosa, sí ha sido claramente mejorada.
El sueño sigue estando al alcance de la mano y este equipo ya ha demostrado que lo dará todo por conseguirlo.
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