Al comienzo de la presente temporada el fichaje de un base asentado en la ACB y con la, aparentemente, suficiente hambre como para convertirse en uno de los elegidos de la liga, era uno de los cimientos sobre los que se construía el proyecto ACB del Gipuzkoa Basket. Su nombre era Nacho Ordín. Porfi Fisac, en uno de sus habituales momentazos mediáticos decía cosas como que «si se equivoca ya sabrá todo el mundo dónde se marchará» (en referencia a él mismo, claro está).
En el otro lado de la balanza se situaba Ricardo Úriz. Su «apuesta a muerte».
Con este nivel de presión sobre los bases comenzó la temporada.
Ordín, con los galones de líder y la total confianza del técnico, disputaba en los 5 primeros partidos una media de 32 minutos, en los que anotaba 12 puntos de media tirando 9,4 tiros de campo y 3 tiros libres. Su valoración ACB media era de 8,8.
Úriz por contra jugaba 15 minutos anotando 2,4 puntos de 3,8 tiros de campo y casi 1 tiro libre. Su valoración ACB media era de 4.
Esto en cuanto a los números, pero lo que se iba viendo era que ninguno de los dos era un base director. Que sufrían mucho para subir el balón cuando les apretaban en defensa. Ordín tenía tardes de gloria (cuando anotaba se venía arriba) mezcladas con partidos en los que desaparecía. Úriz trataba de imprimir mucho ritmo a sus acciones y muchas veces se precipitaba.
El paso de los partidos ha ido asentando a los jugadores y se están viendo sus capacidades. Entre ellas la de adaptación, compromiso y mejora. Con la llegada del nuevo año y visto que no se podía seguir ocultando la mayor carencia del equipo (la dirección), vino el culebrón Mulaomerovic y el cambio en el discurso de Fisac, cuando pasó a comentar que era en la posición del base donde veía la debilidad del equipo. Entonces Ordín perdió los galones y empezó a jugar más de escolta (aunque antes también lo hacía a veces) con un sistema con dos bloqueos para salir a tirar, y con Urtasun y/o Smith subiendo el balón muchas de las veces. Úriz, pasaba también por malos momentos de juego, pero se le veía menos alocado en sus decisiones.
ORDIN | URIZ | ||
Minutos | 26 | 16 | |
Puntos x minuto | 0,35 | 0,25 | |
Valoracion x minuto | 0,31 | 0,38 | |
% T2 | 45 | 37 | |
% T3 | 36 | 36 |
En los últimos partidos se han vuelto las tornas y es mucho más importante para el equipo la defensa de Úriz, sumada a sus correctas decisiones ofensivas. Ya no juega tan alocado y el equipo lo agradece.
¿Qué puede pasar ahora con Mulaomerovic?
Mula no está bien físicamente y eso le va a limitar en sus acciones como base. Ya se pudo ver el pasado día que necesita que le descarguen de la responsabilidad de subir el balón. Él es decisivo a 6/7 metros del aro con de 1 a 4 botes máximo. Esto favorece a Úriz.
Mula nunca fue un buen defensor y ahora tampoco está en disposición física de serlo. Esto favorece a Úriz, ya que si además le añadimos la baja de Kammerichs, la defensa exterior sería como para echarse a temblar.
Ordín es un jugador muy importante en la estructura del GBC. Su tiro y buen manejo del balón son imprescindibles en el ataque donostiarra. Con Mula y Uriz, debería redefinir su rol y pasar a ser un jugador que recibiese balones de sus compañeros cuando estos desborden a sus pares para tirar de fuera o para romper con un bote a su defensor y entrar para un tiro corto o una asistencia. Tiene que perder importancia dentro del equipo en cuanto a la creación de jugadas y ganar en cuanto a la ejecución. También le vendría bien centrar más esfuerzos en la defensa, donde cojea bastante a la hora de seguir cortes y pasar bloqueos.
Así, yo veo que la lógica de la estructura del equipo, va encaminada a que Úriz tenga más minutos de juego y su Mula puede llegar a tener un estado de forma medio-bueno, Ordín disponga de más minutos de escolta.