No tengo tiempo ni sobre todo conocimiento para escribir lo que este hombre se merece, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de, desde este remoto blog de escasa difusión, despedirme de Elmer «Benito» Bennett como jugador.
El pasado Domingo tuve la sensación de que su luz se había apagado. Las cámaras le enfocaron en el último tiempo muerto del partido y sus ojos no tenían brillo. Sus brazos caían lacios. Su pies arrastraban demasiado peso camino al banquillo… Fue una de esas sensaciones que se te clavan en el recuerdo. El recuerdo de Benito rompiendo cinturas vestido de azulgrana (del TAU). El del Benito rindiéndose ante un glorioso Chichi Creus. El de Benito siendo capaz de aprender a usar su cabeza cuando su cuerpo iba perdiendo facultades. Ese americano que aprendió a jugar y a hacer jugar a lo «europeo». El de Benito anotando esos triples tras bote. El de Benito asisitendo a Burke, Beric, Espil, Scola, Nocioni, Herreros, Bullock, Rudy…
Deseo que a Elmer «Benito» Bennett se le rinda el homenaje que merece. Que nos quede el recuerdo de Bennett con brillo en los ojos, con la mirada arriba y el puño en alto.