Como comentaba en mi anterior artículo, el Domingo estuve en Fuenlabrada. Allí pude comprobar el nivel que en un año ha conseguido el GBC desde el punto de vista organizativo. Como Club. Como fenómeno social.
El Fuenla es un club de un pueblo. Un campo con algo más de 5000 asientos que no se llenan ni aunque Alta Gestión regale entradas. La megafonía está compuesta por un equipo de 4 altavoces semi-domésticos. La música es un CD con los preferidos de un chaval al que le gusta sobre todo El Canto del Loco. Cuando tiene que parar la música le da a la pausa y después al play y empieza a sonar a mitad del tema…
La repercusión mediática del Fuenla es casi nula (sólo salen cuando Solana hunde al GBC). El apoyo económico al proyecto no tiene nada que ver con lo que consigue la directiva de Miguel Santos.
No es comparable la ilusión que se vive en Donostia por el proyecto ACB con la que tienen en Fuenlabrada. El producto GBC es mucho más vistoso y atractivo que el producto Fuenlabrada.
De todos modos, hay mucho que aprender del Fuenla. Primero en la gestión deportiva. Es el club con menos presupuesto de la ACB y sin embargo ha contado con uno de los mejores directores deportivos de la liga. Santos debería tomar nota y hacerse con los servicios de un director deportivo contrastado. No me cabe duda de que el GBC está muy bien valorado entre los profesionales del baloncesto, así que no será muy complicado fichar.
Pero esto no es más que el cuento de la lechera. Para poder consolidar el proyecto primero hay que mantener la categoría. Para eso el camino más directo es fichar a un americano anotador. A un chupón. A alguien que meta 20 puntos cada uno de los 7 partidos que quedan. Kammerichs no estará bien físicamente y Smith no es el jugador que necesitamos. Menos estando lesionado. ¿Cuanto cuesta un contrato de 2 meses? ¿Cuanto un descenso?