Antes de comenzar, antes de darle un merecido palo al equipo por el partido del miércoles en Zaragoza, quisiera hacer una pequeña reflexión o diferenciación de conceptos, de ideas. Porque se me antoja relevante y fundamental que en este momento específico de la temporada entendamos qué debemos lamentar y que no nos debe frustrar. Es cierto que estamos atravesando un bache, que acumulamos cuatro derrotas seguidas y, especialmente, el día de Alicante nos ha hecho mucho daño. Pero me gustaría separar la preocupación por que el Lagun Aro se capaz de volver a prosperar de la frustración por no entrar en la Copa del Rey. No debería frustarnos. No debería ser una causa de enfado ni desesperación. Queremos que el equipo crezca, que progrese y el hecho de luchar por la Copa es un paso al frente, lo llevamos haciendo dos años seguidos y eso que éste ha sido uno de los más caros -si no el que más en la última década- y el equipo ha estado ahí hasta la penúltima jornada y eso que ha jugado más partidos fuera que en casa. ¿Nos tiene que amargar no haberlo conseguido? Ni mucho menos, cuando no era una exigencia.
¿Es ésta una peli que ya hemos visto?
Y entonces es cuando me surge la pregunta, ¿es ésta una peli que ya hemos visto, la misma que la temporada pasada? Tal y como yo lo veo, no. Y depende de todos que no acabe convirtiéndose en ella. El guión que conocemos es el siguiente: comienzo ilusionante, bajón terrible acompañado de decepción en el entorno del ecuador de la Liga y tardía reacción que salva los muebles pero deja un regusto agridulce. Ahora, llega un momento clave para que entre todos, no permitamos que se repita el cuento; porque si el equipo es capaz de reaccionar y en el próximo mes o mes y medio es capaz de darle la vuelta a la situación y ganar dos o tres partidos, la salvación estará al alcance de la mano y podremos disfrutar de la recta final de temporada. Para eso, para poder lograrlo, nos tenemos que implicar todos.
Porque si en este preciso momento cargamos contra el equipo, nos podemos estupendos y convertimos el Donostia Arena en un infierno para nuestro equipo en lugar de para el rival, flaco favor nos estaremos haciendo a nosotros mismos y al conjunto que queremos ver triunfar. Por eso, yo tengo la opinión de que ahora más que nunca, ahora que no resulta tan sencillo porque han aparecido las primeras dudas; mostremos un apoyo rotundo por el Lagun Aro GBC. ¿O acaso pensábamos que no iba a haber dificultades? Un equipo medio de la Liga va a pasar malos momentos, al que no le guste mejor que se haga del Barça o Real Madrid, ya verá qué bien; pero soy soy del Lagun Aro, a los duras y a las maduras. Eso no quiere decir que cuando haya que ser critico no se sea, no, no es eso. Pero creo que resulta fundamental justo en este instante cerrar filas y ayudarles ahora que lo necesitan; demostrarles que tienen mucha gente detrás.
Al fin y al cabo, con los pies en el suelo, ¿tan dramática es la situación? En absoluto. Hemos pasamos un mal momento y hemos bajado al 12º puesto. Tampoco hay que tirarse de los pelos por ello. Del juego desplegado últimamente creo que hay tela que cortar, porque desgraciadamente para nuestros intereses, el oxímoron mental en el vive este equipo le hace sacar lo mejor ante rivales complicados y dejárselo olvidado en cuando se le coloca la etiqueta de favorito. Si superamos cuanto antes la ofuscación generada por las últimas derrotas (sinceramente, la decepcionante actuación frente a Alicante ha hecho mucho daño) y volvemos a la ilusión de seguir creciendo partido a partido, todavía estamos en disposición de firmar una buena temporada.
La semana que viene llegará el momento de hacer balance de la primera vuelta, pero a pesar de que vayamos a cerrar la primera vuelta con las mismas victorias que la pasada campaña, el juego que despliega el equipo esta temporada marca la diferencia para bien.
Ahora bien, volviendo a la pura y dura actualidad de la competición y pensando en el partido que nos ocupa en este artículo, el de Zaragoza, resulta complicado encontrar razones para explicar la desoladora actitud defensiva que mostró el equipo, en el especial durante la primera mitad del partido. Exactamente igual que resulta difícil explicarse lo que pasó ante Alicante. La diferencia está en que en el partido frente a los de Vidorreta el equipo fue poco reconocible en ataque, mientras que en Zaragoza desapareció de la faz de tierra en el sentido defensivo.
Laso realizó un diagnóstico acertado de lo que sucedió, el CAI se hizo dueño del ritmo del partido desde el primer segundo y el Lagun Aro, que tiene recursos pingües y variados en ataque, cuando puede sacarlos, casi remonta el partido. Si no se juega esa insulsa y apagada primera mitad y se llega al descanso metidos en el partido, tal y como se jugó la segunda parte, se gana. Hasta dos veces se coloca a tres puntos el GBC. Pero ya era tarde para reaccionar.
Personalmente opino que el trabajo más urgente y apremiente para Pablo Laso y su cuerpo técnico no es sólo recuperar a los jugadores en el factor anímico, sino encontrar la manera no de volver a jugar como en los mejores momentos de primera vuelta, sino de progresar dentro de una idea de juego acertada. Por ejemplo, el miércoles en Zaragoza Jimmy Baron firma 20 puntos con buenos porcentajes y sólo dispone de 8 posesiones, cuando ha habido partido en los que ha gozado de entre doce y quince posesiones para él. Los rivales le van cono
Eso, y volver a defender con el hambre que mostraba el equipo a principio de temporada. Porque la desplegada ayer en el Príncipe Felipe fue floja y blandita. Es realmente complicado prosperar defendiendo así. Y no vale con ponerse después, hay que hacerlo desde el segundo uno.
También, para volver a la senda de la victoria tenemos que recuperar de manera constante la aportación de Salgado, Panko y Doblas. Los tres son vitales para nosotros, Andy y David son los cimientos de este equipo, comprendo que pueden tener un bajón, hasta el Bastita de Fuenlabrada tuvo tres partidos seguidos malos, pero les necesitamos y les necesitamos ya. Si Panko es capaz de dar un paso al frente esa progresión del equipo puede ser efectiva porque dentro de todo lo que nos da y que es un lujo tenerle, sabemos que es capaz de mucho más. En el caso de Doblas, ésta es sin duda su mejor temporada en ACB, hemos acusado un par de malos partidos que como cualquiera puede tener. Estoy seguro de que está centrado en acabar con esa situación cuanto antes y volver a marcar las diferencias como lleva haciendo todo el año.
El bajón de Salgado se nota menos, pero se nota. Y se nota menos por el hecho de que Ricardo Uriz está de lo más sólido y regular. Es matemático: siempre que se le ha dado confianza ha respondido y su trayectoria, sin alardes, es un gran activo para este equipo. Lo mismo pasa con Barón, no tuvo su día frente a Baskonia pero no creo que exista discusión en cuanto a que es un anotador fiable para este equipo. Hay que volver a encontrarle con más regularidad. El último de los seis jugadores que forman el núcleo duro de este GBC, Albert Miralles, quizá no esté siendo regular en los números pero sí en el esfuerzo y al fin y al cabo, siendo la última de las opciones para buscar el aro dentro del planteamiento de juego del equipo, su aportación es positiva para el equipo.
Pero, en resumen, si de los seis jugadores que sorportan el peso específico de este equipo, tres no están a un nivel inferior del que necesitamos, el grupo lo acusa.
En lo que a los jugadores de rotación se refiere, me quito el sombrero con Alfonso Sánchez. Su progresión es clara, hace ver sus ganas juegue un minuto o veinte y en Zaragoza casi lidera la remontada del equipo a base de echarle… pundonor. Si sigue así puede convertirse en un arma importante desde el banquillo, su labor es encomiable y aunque no le vamos a pedir 17 puntos todos los días, su paso adelante en ataque es necesario (en defensa siempre cumple). Que siga así.
Y por segunda semana consecutiva, no me lo puedo guardar. Nikoloz Tskitishvili se ha borrado completamente. Es un sombra, un alma en pena por el campo. Su defensa en Zaragoza fue una broma, de traca (bueno, si eso se puede llamar defender) y en los minutos que está sobre Pablo Aguilar, el granadino se convierte en una especie de Kevin Garnett cuando era más joven, anotando de fuera, penetrando, capturando rebotes de ataque… si a Scariolo le ponen ese tramo del partido le lleva a la selección fijo. No sé dónde se ha dejado la motivación este jugador pero ahora mismo no suma nada al equipo. Este Tskitishvili o Ignerski versión 2.0 no nos sirve de nada, el de hace un tiempo, que además de buscar sus tiros peleaba el rebote, le ponía ganas… sí que puede aportar. Pero así, el que tiene que ser uno de los primeros recambios y asumir parte del peso anotador cuando los titulares están en el banco, ha desaparecido y es una de las razones del bajón del equipo. Ya le vale.
Ahora bien, me preocupa más recuperar la mejor cara de David, Andy y Javi.
Y llega el último partido de la primera vuelta y es el Barça el que visita el DA2016. Aunque resulte extraño e incluso irónico, es de esos partidos en los que el Lagun Aro puede dar la campanada. No sólo pensando en lo sucedido la temporada pasada, sólo hay que mirar al último domingo donde se jugó de tú a tú frente a Baskonia. Se gane o se pierda, lo más importante es que este partido sirve de rampa de despegue para recuperar las buenas sensaciones, que sea desde ya cuando el Gipuzkoa Basket comience a demostrar que nuevamente va a ser un equipo duro de pelar y que en la segunda vuelta el Donostia Arena se va a convertir en un feudo infraqueable.
Yo no he perdido en absoluto la fe en este equipo. Y eso que en Zaragoza lo pasé muy mal viendo la imagen que ofreció. Sigo confiando y encuentro argumentos para hacerlo. La oportunidad de darle la vuelta a esta mala racha de resultados, de no vivir la misma película de la temporada pasada comienza ya; el que estará en frente es el campeón de Europa pero si algo define al GBC es que lo mismo que puede perder con cualquiera, puede ganar a cualquiera. Sólo necesita recuperar la confianza. Y con nuestro apoyo será más sencillo. Así que ahora más que nunca, ¡aupa GBC!