La profundidad de banquillo del Bruesa y el agotamiento físico de los Palmeños decidió el partido.
El GBC ante el colista jugó con la actitud incorrecta. Demasiado blandos. Tal vez desconcentrados. Solo así pueden explicarse los bajos porcentajes de la primera parte y los problemas de faltas de los tres 5’s del equipo.
La Palma sabía como jugar al GBC y sabía que no tenía nada que perder en este partido. La cuestión era ser capaz de replegarse rápidamente y de defender cerrados. Lo más cerrado posible. Si el GBC no podía correr, se vería obligado a atacar en estático y ahí, 3 hombres mínimo defendían pisando la zona (si un jugador de GBC recibía el balón en el poste bajo, eran los 5 defensores los que al menos pisaban la zona).
¿Y en ataque? Aprovechar los espacios para que Manzano y Torres consiguieran canastas cómodas.
La Palma aguantó hasta que su físico aguantó. Sobre todo hasta que el físico de su único base (Canals -38 minutos en pista-) aguantó. También hasta que Laso se dio cuenta allá por el final del tercer cuarto, que con 2 pivots interiores no ganaba el partido y jugó los últimos 12 minutos con Úriz (o Brown), López, Panko, Andrade y Hopkins. 4 abiertos y un pivot versatil (Hopkins), hicieron que La Palma no pudiese seguir defendiendo tan cerrados y con más espacios encontró la manera de conseguir tiros cómodos.
Otra vez más Panko fue el artífice de la victoria. No solo por sus estadísticas, sino sobre todo por la intensidad y entrega que propuso todo el encuentro. Curiosa la situación de Úriz, que de 30 minutos ha pasado a dar descansos (15 minutos en este partido) a un Brown que, salvo en los 3 minutos finales en los que atacó a su par, no demostró nada.
Por La Palma destacar a Manzano. Su primera parte fue muy buena. El GBC no sabía ni podía pararle. El cansancio terminó por apagar su aportación.