Después de haber visto el partido durante estos días, no puedo sino coincidir con Iker Sagasti en la calificación del partido como «Pachanga«.
La victoria, además de injusta, dejó el amargo regusto de comprobar que el equipo no carbura. Una vez más Laso quiso hacer probaturas dejando a sus 4 norteamericanos en el banquillo. Dio continuidad a un Arco, que lo hizo bien en el anterior partido, y sacó a Faverani y Doblas a enfrentarse con Ibaka y Antelo. El L’Hospi, un equipo de pipiolos (dicho con todo el respeto a un club que da oportunidades a jóvenes valores), no sólo tuteo al gallito Bruesa, sino que lo dominó durante 39 minutos y 59 seguntos.
Faverani, pasota él, se cargó con 3 faltas en 2 minutos y concedió canastas como si no fuesen suyas. La versatilidad de los interiores catalanes se intentaba contrastar con la falta de movilidad de unos pivots lentos y dejados.
Después las rotaciones de rutina, el aquí no pasa nada y todo sigue igual para acabar la primera parte encajando 46 puntos. Lo de siempre. L’Hospi, sin estar tremendamente acertados, aprovechaban la falta de ayudas y la permisividad defensiva del Bruesa para irse con ventaja al descanso.
El comienzo del tercer cuarto vino con un detalle que no se debe pasar por alto. Laso, por primera vez en esta temporada NO REPITIÓ QUINTETO. La segunda parte la empezó con el quinteto de lujo (Úriz, López, Panko, Hopkins, Doblas). ¿Muestra de que se acabaron las probaturas? ¿De desconfianza en algunos jugadores? ¿En los propios criterios? Lo cierto es que con ese quinteto y las rotaciones lógicas, el tercer cuarto tuvo un parcial de 13-21 favorable al Bruesa. Pero en vez de dar continuidad, una vez superado el bache, se volvió a lo de siempre: apatía y pachanga. En final del cuarto cuarto fue de esperpento. L’Hopitalet perdió a sus dos únicos jugadores interiores y decidió jugar con 5 pequeños. Bruesa debió pensar que ya estaba hecho. Sin Ibaka en pista iban a ganar… En ningún momento supieron cómo defender ni atacar a 5 pequeños y sólo un injusto golpe de suerte en forma de triple frontal a tablero permitió al Bruesa jugar la prórroga. L’Hospitalet acusó el golpe como si del mejor Tyson se tratase y cayó en el tiempo añadido.
Y sí, fue una pachanga donde la defensa brilló por su ausencia (sobre todo de actitud). Lo fue porque hubo un total de 216 posesiones (112 para el Bruesa y 104 para el L’Hospi) con un OER de 0,911 y 0,900 respectivamente.